En estas semanas pasadas, con estado de alarma y confinamiento, poco o nada se ha podido hacer fotográficamente hablando. A mediados de Abril y durante alguno de los paseos que hacíamos por el Juan Carlos I (dentro de nuestra ZBS) llevaba la compacta, con la que pude fotografiar el reventón de vida de la primavera, vegetal y animal. Nunca hasta ahora había visto grupos familiares de ánades por los lagos del parque y estando tan accesibles decidí acercarme alguna tarde con el tele.
Pronto se me puso delante de la cámara algún grupo numeroso, formado por los pollos siempre con la hembra (que solía andar a la greca con algunos machos que se acercaban) y singularmente el macho.
En estos lagos había visto antes ánades, garzas, cormoranes, pero nunca Ganso del Nilo, que al igual que los ánades habían tenido prole, que cuando caía el sol buscaban el calor de las plumas de la hembra.
Obviamente nada de esto tendría lugar sin algunos "cariños" ...
Habiendo visto esta fértil estampa en los lagos del JCI pensé que en el Manzanares, naturalizado hace poco tiempo, serían bastantes más las especies que podría observar. Así que para ya que me fui ...
Lo primero que pude observar fue una garceta común ...
También algunos nidos de Polla de Agua, donde sus feotes aunque coloridos pollos me conquistaron.
Fue una sorpresa encontrar un Pito Real, encaramado en alguno de los arboles del paseo o sobre el césped ...
Y fue aquí donde vi otro grupo familiar de Gansos del Nilo, en este caso "familia numerosa" ... nueve pollos ni mas ni menos. Me llamó la atención el comportamiento de los machos de ganso: no se separan del grupo ... luego lo entendí.
Encontramos un Ánade hembra con cuatro pollos, empeñada en subir una pequeña cascada para la que sus pollos era obvio no estaban preparados para superar, así que llegó un momento en que desistió, yendo a una de las numerosas islas.
Aquí sucedió algo que no habíamos visto nunca y nos sorprendió: una urraca comenzó a hostigar a este pequeño grupo. No éramos conscientes de sus intenciones, hasta que la vimos coger a uno de los pollos y alejarse corriendo hacia la espesura. De nada sirvió la acometida de la hembra, aunque debía tener un ojo en el pollo secuestrado y otro en el resto de su camada. Llegó un momento que se vio obligada a retirarse y entonces la urraca sujetó en el suelo al pobre pollo, comenzó a desplumarlo y golpearlo fuertemente con el pico.
De nada sirvió su resistencia, pues pronto lo decapitó y lo dejó convertido en un montón de plumas sanguinolento. Tengo que reconocer, que aún siendo un comportamiento completamente natural, desde entonces no miro a las urracas de la misma manera ...
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