Hoy hace un año que, con mucha ilusión, comencé este blog fotográfico.
Creo haber conseguido los objetivos que por aquél entonces me marqué, compartiendo mis escasos conocimientos, que generosamente habéis agradecido, recibiendo vuestros comentarios, hechos desde el respeto, la sinceridad, y la objetividad, y que nunca ha sido necesario moderar, compartiendo fotografías de momentos singulares con mi familia ... en definitiva: COMUNICANDONOS.
Creo haber conseguido los objetivos que por aquél entonces me marqué, compartiendo mis escasos conocimientos, que generosamente habéis agradecido, recibiendo vuestros comentarios, hechos desde el respeto, la sinceridad, y la objetividad, y que nunca ha sido necesario moderar, compartiendo fotografías de momentos singulares con mi familia ... en definitiva: COMUNICANDONOS.
Por el camino, muchas personas se han sumado ... y algunas, decidieron dejarnos. Espero seguir estimulando vuestra curiosidad, ya sea con mejores imágenes cada día o información de utilidad que podáis emplear en vuestras propias imágenes. Y que dure mucho tiempo ...
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Para esta ocasión os mostraré las imágenes de mi última sesión nocturna aprovechable de este verano, realizada en la playa de Las Catedrales, en las cercanías de Ribadeo (Galicia/España).
La verdad es que Pilar no daba crédito cuando le dije, a las nueve de la noche y sin preaviso, que me marchaba a fotografiar solo a dicha playa, distante 50 Km de donde veraneabamos. Y es que las condiciones eran óptimas: una pleamar suficientemente tardía para evitar las pisadas de los visitantes, una bajamar suficientemente temprana para no volver muy tarde (no se que pensará Pilar de volver a las dos de la madrugada) y un cielo completamente despejado. Según iba hacia el oeste, mas se cubría ... y mas ganas me daban de volverme, pero me repetía que las sesiones siempre son aprovechables ... aunque solo sea para aprender.
La verdad es que Pilar no daba crédito cuando le dije, a las nueve de la noche y sin preaviso, que me marchaba a fotografiar solo a dicha playa, distante 50 Km de donde veraneabamos. Y es que las condiciones eran óptimas: una pleamar suficientemente tardía para evitar las pisadas de los visitantes, una bajamar suficientemente temprana para no volver muy tarde (no se que pensará Pilar de volver a las dos de la madrugada) y un cielo completamente despejado. Según iba hacia el oeste, mas se cubría ... y mas ganas me daban de volverme, pero me repetía que las sesiones siempre son aprovechables ... aunque solo sea para aprender.
Ya en la playa, solo había una pareja de fotógrafos dudando si entrar o no y cuando me vieron entrar decidido con el frontal, me siguieron en la distancia, quedándose en el primer arco, mientras yo me dirigía a los últimos. Inicialmente intenté fotografiar los tres arcos, pero mi relativa inexperiencia con el flash y algunos desafortunados movimientos que dejaron impresas mis huellas, hicieron que me centrara en el último de ellos. Un pequeño torrente del reflujo me llamó la atención y después de algunas pruebas, con puntos de vista, encuadres y menos con temperaturas de color y geles, conseguí algunos resultados aceptables.
Me faltaba un formato horizontal de la columna.
Según fotografiaba la columna, veía a mi espalda el arco del inicio iluminado con linterna por la pareja de fotógrafos, por lo que esperé hasta que ya no lo vi, momento en que me fui para aquella zona. Fotografié en la distancia, para disponer de una imagen del entorno, pero no caí en la cuenta de las pisadas que la pareja había dejado, motivo por lo que os lo presento con formato panorámico.
A la vista de los resultados, decidí acercarme y observé un bonito patrón dejado por la marea en la arena, que aproveché como primer plano. Muchas fueron las pruebas hasta conseguir una iluminación uniforme y razonablemente ténue.
Y poco más ... solo decir que he vuelto muy satisfecho del resultado obtenido en todas las sesiones nocturnas realizadas en solitario en estas vacaciones estivales en la costa asturiana y gallega.