martes, 1 de noviembre de 2022

Regalos de la curiosidad

Hace años descubrí que suele haber más placer en el viaje, que en el destino, así que cuando me desplazo lejos de casa y no llevo prisa, me gusta "picotear" y conocer nuevos lugares, esos que no son "principales", que casi no encuentras reseñas en las redes o en los libros y revistas (cada vez más estandarizados). Esto me ha permitido disfrutar de lugares y/o momentos singulares, lo que yo he dado en llamar "regalos de la curiosidad".

Y esto fue lo que hice a finales de Mayo cuando volvía del taller al que asistí en el Cadí. La primera imagen es el regalo que me hizo la naturaleza tras una tarde/noche de rayos, truenos y agua a baldes: los valles al SSE del Coll de Pal cubiertos por la bruma, que poco a poco disipaban los primeros rayos del Sol.

Brumas al amanecer

Ya "de recogida" para Madrid me desvié para conocer el mirador Morro de l´Abella en el pantano de Sau. Como mi fuerte no son los horarios, llegué a una hora que los dueños de la finca donde se encuentra el parking ya lo habían cerrado, así que tuve que aparcar en casa de Cristo. El mirador es una formación rocosa, no exenta de riesgos de caída (cuidado) con una magnífica vista del pantano y los farallones calizos adyacentes. Lástima que la visita fue a una hora en que la luz era muy dura y había bastante contraluz.

Escondido mirador

Pasar junto a Montserrat a la ida me maravilló: que vista brutal tiene desde el norte. Lamentablemente, sin conocer la zona, en la reserva, las prisas ... supe que no podía parar. No obstante, a la vuelta iba con una sola idea: buscar una buena ubicación para fotografiar ese macizo que solo conocía de reseñas. Así que cuando lo tuve a la vista y usando mi mejor olfato, busqué la mejor ubicación que me podía permitir sin penalizar en exceso mi vuelta.

Parada obligada

Y por último, ya por tierras de Aragón, concretamente en el entorno de Calatayud, encontré el mejor regalo para mi curiosidad, tras algunos kilómetros por una pista bastante rota y un sendero de montaña poco agradecido. Debo decir que la imagen no le hace justicia al lugar, demasiado amplio para captarlo en una imagen, incluso en una panorámica ... solo decir que es sorprendente, brutal y que espero volver cuando este cubierto de nieve y sople el cierzo.

Regalos de la curiosidad

En este caso y dado el formato de las imágenes, merece la pena picarlas y verlas en alta resolución.

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